lunes, 19 de abril de 2010

Capítulo 8 - Llega "Azul" al pueblo

Salí del hotel, era una mañana de esas que hace mucho tiempo no veía, soleada y con el cielo claro. Crucé.

"Hola una cajetilla de Mrah, grande mentolado, por favor..." Pude notar que había mucha gente leyendo el periódico en el kiosco cercano "¿ya se enteró la noticia? - me dijo el hombre que atendía - la gran escritora, Azul ¿si ha escuchado de ella verdad? viene al pueblo a firmar su último libro para sus fans y pronto estrenarán una serie de películas basadas en sus historias..."

"¡No le puedo creer! - exclamé - que gusto me da saber eso, cóbrese" Debo admitirlo, soy un fanático de aquella escritora, tenia todos sus libros cuando vivía con mi familia.

"Aquí está su vuelto - dándome las monedas, continuó hablando - mis nietos van a caer rendidos ante la noticia y de seguro que vendrán. Ellos viven a una hora de aquí." Con esa sonrisa que ocaciona la ternura de ver un anciano, hablando de sus nietos contesté "Me imagino que si señor... Muchas gracias"


Me acerqué al kiosco y lo confirmé con mis propios ojos, decía un gran titular "LA GRAN ESCRITORA AZUL LLEGARÁ EN SAN ABELARDO" se podía escuchar a la gente muy emocionada por este acontecimiento. "Hola, deme un periódico por favor." abrí y en la página principal estaba a doble hoja la primicia. Según el artículo ella firmaría sus copias en una librería a pocas calles del hotel a la que me dirigí a ver cual era el ejemplar nuevo de Azul.
De regreso al hotel, ya un poco más tarde, caminando por las calles del pueblo sentí un claxon, era el administrador del hotel, que me invitaba a subir a su auto. "Sr. Arevalocilla, ¡que gusto verle!" sonriendo el preguntó "¿Va para el hotel? de ser así, le llevo que voy también para allá" Acepté la invitación. En el camino me comentó que Azul se hospedaría en el hotel, como ella tenia costumbre siempre tomaba varias habitaciones en varios hoteles de la ciudades donde iba, según ella para "despistar" a los acosadores fans y poder estar tranquila.



Llegamos al hotel, me despedí prometiéndole bajar luego a continuar las copas que tuvimos que dejar antes. Ya en en elevador y camino al quinto piso, pensaba que nunca había estado en el mismo hotel con una escritora tan famosa y renombrada como ella y que algún dia podría contar que compartí mi estancia en un hotel con una mega estrella.
Salí del elevador y tomando las llaves de la habitación para entrar, escuché: "y esa sonrisita, cariño.." La cual se me borró de la cara inmediatamente al voltear y ver a la mocosa del cuerno allí con aires de femme fatal "haz estado pensando en mi, mucho por lo que veo, que ya caminas sonriendo solo por allí" Solté una carcajada y le contesté: "Por el amor de Dios eres tan cómica mocosa.... deja de pensar que entre tu y yo hay algo y quítate ese disfráz de mujer, que aun no te queda o por lo menos ponte un par de medias enrolladas para aparentar si es que aun quieres seguir usándolo..." Seguí riéndome a carcajadas mientras podía ver como se ponía roja de ira. Aseguro que se podía freír una tortilla en su cabeza. "Que, ¿acaso no haz leído las noticias? la gran escritora Azul viene al pueblo y se hospedará aquí" De pronto se le pasó la ira y dubitativa preguntó: "¿Y por qué sonríes por eso?" entrando ya casi a mi habitación y por reventarle un poco más el hígado: "por que ella si es una mujer con la que yo dejaría libre todas esas ilusiones que tu te haces conmigo" Cerré la puerta y me quedé allí parado en silencio detrás.



Para la hora de la cena, pude enterarme por los mozos que Azul ya había llegado y que en cualquier momento bajaría, andaban ellos algo nerviosos pensando quién sería el más indicado para atenderla, no pudiendo resistí el escucharlos les dije: "pero señores no se hagan complicaciones, atiéndanla como se les vaya presentando la situación, los huéspedes ya estamos bajando todos a cenar y ya los veo a ustedes corriendo por atender a todos por igual, descuiden ella es una persona como nosotros que, me imagino, comprenderá que ustedes hacen su trabajo y tomará en cuenta los tiempos de atención..." cuando de pronto escuché una voz detrás mio: "Eso es cierto, ¿cenamos?" Era Azul que estaba detrás mio que había escuchado cuando hable con los mozos.



Pasamos horas conversando de sus libros, mis anécdotas, las de ella, nos divertimos hablando el uno y el otro, pasamos a los sillones de la recepción y continuamos conversando. En un momento se abrió la puerta del elevador y salieron de el, la mamá de la libidinosa mocosa que me atormentaba, con un muy bonito y elegante vestido de noche de tono oscuro y un sobretodo de piel que se notaba muy lujosos y detrás de ella salió esta niña en un vestido color rosado y pequeñas lentejuelas que hacia verla realmente diferente, traté de ignorarla, más saludé muy cordialmente a su madre quién me contesto el saludo con una sonrisa. Para cuando salieron del hotel Azul dejando su copa en la mesa, me dijo "Dios santo, por poco y esa niña me mata... ¿tienes algo con ella?" levantando la ceja y riéndome le conté como habían sucedido algunas anécdotas con ella.

Terminó de escucharme y me dijo "ten cuidado una pequeña mujercilla no mide las consecuencias de sus actos y por como me miró, con mayor razón te lo digo" se levantó se despidió de mi acordando volver a coincidir para algunas copas adicionales y se retiró. terminé mi copa y acercándome al mostrador a cargar la cuenta la señorita de recepción me dijo: "Ella es la famosa escritora ¿no?"

domingo, 4 de abril de 2010

Capítulo 7 - ¿Bienvenida?

Luego de un par de días más en el hospital, me dieron de alta. Tomé un taxi, de camino al hotel pude ver que en el tablero de este auto, que estaba recubierto con una tela medio peluda de color morado con flecos amarillos, había varias estampitas de un santo con una inscripción "Protégeme San Vilosin, patrón de los imposibles y causas perdidas"
"Es usted muy devoto de ese santo, ¿verdad?" - pregunté de forma incrédula y sarcástica al taxista - "si, muchas veces le he pedido por varias intenciones personales y nunca me ha fallado, gracias a ÉL tengo mi autito, inclusive salvó a mi hijo de la muerte" Comencé a reír de manera silenciosa, pensando que este señor parecía algún actor de aquellas series que transmiten por algunos canales de televisión, donde el o la protagonista implora a su santo de mayor devoción con mucha fe y milagrosamente por magia televisiva, todo sale de maravilla, atribuyéndole al santo el final feliz.
"Bien, que bueno que usted crea en los santos, en lo personal yo no lo hago. Bueno bajo en ese hotel. Cóbrese." le dije al taxista, quien pareció no gustarle mi comentario por la expresión de su mirada a través del espejo retrovisor. Al salir de Auto me dijo: "Oiga usted, debería encomendársele. A ver si así deja de tener tantos accidentes" y arrancó. Me quedé parado en la vereda, mirando como se iba aquel taxista y lo único que pude pensar fue "¿que carajo fue eso?

Entré al hotel y la recepcionista, muy alegre por cierto, me dijo: "¡Señor! Bienvenido nuevamente, estábamos todos muy preocupados por usted, es más, el administrador me pidió que cuando usted llegara, le hiciéramos saber. Si usted me permite, yo le aviso ahora" Asenté la cabeza expresando un especial agrado por ese gesto y la mire sonriendo "Claro, como no"

Salió un hombre como de 40 años o un poco menos, alto, de cabello rubio y mirada muy segura. "¡Bienvenido nuevamente! es un agrado tenerlo aquí. nos enteramos de lo que le había pasado por los huéspedes de su mismo piso..." Soltándole la mano, le dije: "si, lo se... ellos fueron los que me auxiliaron. Bueno quería saber como podíamos hacer para abonar los días que no he estado aquí, igual mis cosas estaban en la habitación y yo supongo eso originó un cargo. ¿Cuánto es el costo?" Sonriendo, me dijo: "Descuide, sabemos por lo que pasó esos días no tienen costo para usted. Ahora mismo haré que un botones suba sus cosas del almacén, donde las pusimos por seguridad, a la habitación donde estaba usted hospedado"
Agradecí el gesto al administrador, me invitó a tomar unas copas al bar del hotel y ya en más confianza comencé a indagar un poco sobre esta pequeña niña que me estaba atormentando y confirmar lo que aquellos empleados me habían dicho días atrás.
"Si, es cierto. Esa niña es un problema que lamentáblemente no nos podemos deshacer de forma sencilla. Aquella familia es muy amiga del dueño y debemos hospedarlos aquí, por orden de él"
Con lo que me había dicho, quedé más que satisfecho, esta niña aprovechaba esta relación amical al máximo para hacer de las suyas. Unas copas después de eso y conversando acerca del último partido de basquet de la temporada pasada, se abrió la puerta del bar y escuchamos una dulce voz "Buenos días Sr. Arevalocilla. Mi papá le manda esta nota" Dándole una hoja escrita a mano, en una calidad de papel muy buena, la leyó y suspiró diciendo: "Bueno mi amigo, el deber llama..." lo miré extrañado, como si no fuera más que obvio que su trabajo era administar el hotel, mientras el continuó "que sería de este tipo sin mi.." continué con la misma expresión, pero para acentuarla levanté la ceja "y es que yo soy el que le resuelve la vida" giró la cabeza mirando al piso, se acercó a un mozo y se fue.
Levanté la mano para llamar la atención del mozo, se acercó y le dije que me traiga la cuenta, "Disculpe usted caballero, pero el administrador dio la orden de que lo que pidiése el día de hoy sea sin cargo" Agradecí, me levanté y caminé con dirección al elevador.
Lo vi nuevamente con el celular en la mano, parecía querer comunicarse con alguien de manera urgente " Sr. Arevalocilla, no quiero interrumpirlo pero sólo decirle gracias nuevamente por todas las atenciones que me está brindando" tapó el celular sin despegárselo de la cara y me dijo: "Descuida hijo, estamos aquí para ayudarnos y darnos la mano en todo lo que podamos y más aun, si estamos en apuros" Quería abrazarlo, había sido este señor demasiado bueno conmigo, pero arrugaría su impecable terno color gris oscuro. Pasó por delante de mi, aproveché para preguntarle: "Oiga, no sabía que esta niña tenia una hermana mayor, tan simpática..." mientras seguía su camino, hacia atrás de la barra de recepción, contestó: "¿Hermana? no hijo, la que viste en el bar era ella" Se me congeló la sonrisa y la cara entera, no podía creer lo que había visto. Aquella niña de vestidos largos, trenzas en el cabello y de apariencia muy infantil a una señorita de pantalones pegados que, resaltaban su bien contorneada figura, cabello suelto y liso como la seda, no quiero describir el escote de la blusa que llevaba, mas sólo diré que por poco y dejaba ver el detalle del centro del brasier.
"Cuídate hijo, ya nos vemos luego" - pasó delante mio nuevamente, pero con dirección a la puerta y le diciéndole a la recepcionista - "Estefanaya, toma mis mensajes, no contestaré mi celular a no ser que seas tu, voy camino a atender otro de los exquisitos cadáveres del dueño"
"¿cadáveres?" me pregunté en voz alta, como queriendo quitarme de la cabeza, lo que vi en el bar. "si, es que así dice el Sr. Arevalocilla a los asuntos que el dueño del hotel le encarga" Dijo la recepcioonista.
Ya en el elevador, no podía dejar de pensar, en el tremendo cambio de esta pequeña, dónde tenía guardado todo eso, es que se le veía tan sexy, que hasta al más tranquilo se le hubieran alborotado las hormonas.

Se abrieron las puertas del elevador y allí estaba ella de espaldas, no pude evitar recorrerla de pies a cabeza, deteniéndome y observando detalladamente, al final de la espalda. En ese momento ella se volteó, era imposible no apreciar como su cabello volaba de forma tan perfecta en el aire, me miró seductoramente dió un paso, poniendo se mano sobre mi pecho y a la vez recostándose sobre mi, dijo: "Hola, que bueno que ya estés por aquí. te extrañe tanto que por las noches no podía dormir sin antes tocarme pensando en ti" mientras frotaba su rodilla hacia arriba de mi pierna. traté de reaccionar, pero sólo pude entender el único mensaje que mi cerebro emitió: "Lo sentimos, el servicio no está disponible en este momento. Por favor contáctenos más tarde..." Impávido e inexpresivo, sólo la miré a los ojos y ella continuó. "Y dime, ¿me extrañaste?" terminó de decir eso me tomó por el cuello de la camisa, me jaló hacia ella, como si fuera yo un muñeco articulado y me besó. Fue el beso más apasionado que había sentido en mucho tiempo, estaba cargado de deseo, sexo, pasión y más. Me miró con esos dos ojos directamente a los mios, como lo hizo aquella vez, sentada en la heladería al costado del hotel. Me soltó sonrió malévolamente y entró al elevador.
Entré a mi habitación, me senté al borde de la cama y sólo atiné a hacer una cosa. Me reí a carcajadas.

jueves, 1 de abril de 2010

Capítulo 6 - Sueños mojados

Caminaba por la calle principal de San Abelardo, a unas cuadras del hotel, de pronto sentí un olor que reconocía pero que, a la vez, no comprendía. Siguiéndolo fue que me llevó hasta la tienda al frente del hotel, ¿qué hacia yo allí? la tienda era larga y oscura, al fondo de la misma se podían escuchar las voces de unas personas conversando muy amenamente. caminé hacia el interior muy cautelosamente, cuando sin previo aviso saltaron dos personas de entre una cortina y me tomaron por los brazos, no se por qué, pero el brazo izquierdo me dolía mucho.

Me sentaron en una silla de madera y se fueron, se encendió una luz roja encima de mi y escuché canción que me gusta mucho (para mayores referencias buscar: FLASHBACK - CALVIN HARRIS y disfrútenla mientras dura este relato) luego una luz amarilla se encendió, alumbrándo en frente a mi una pista de baile al estilo night club, con luces a los bordes y un tubo incluido.

De pronto me comencé a sentir en un poco más de confianza y esperaba que alguna camarera me diera un buen vaso de cerveza fría, (¿debo decir que esperaba que el uniforme de la camarera fuera lo más corto posible, que incluyera rabo y orejas de conejo?) Salió del fondo del escenario una hermosa muchacha, con mirada sensual y labios tan provocativos, que era imposible no caer rendido ante ellos, cabello del color del oro mismo, piel bronceada, pero a la vez tan bien cuidada ,que al ser iluminada por aquel reflejo amarillo, hacia que se vea cual fruto más provocativo de la cosecha, con curvas mortales, diria que era el tipo de chica de la cual si dejas tus instintos animales sueltos, te le arrojas encima sin preguntarle el nombre y quizas despues de satisfacerlos entables amistad con ella. Peor aun el vestuario no dejaba nada a la imaginación.
Me miró fijamente y comenzó a subir sus manos desde las caderas hasta sus pechos, sugiriendo con la lengua, suaves y lentos movimientos alrededor de sus labios, que esto era algo que disfruaba mucho. Comenzo a usar el tubo, a bailar deslizándose al ritmo de la canción, recorriendo cada centímetro del tubo con su cuerpo, dándole vueltas y disfrutándolo tanto o más que yo. era la mejor bailarina que habia visto antes, tan sensual, ardiente y apasionada.

En uno de esos movimientos ella, se paró frente al tubo y comenzó a dejarse caer agarrandóse de el mientras abria las piernas. Sentada en el piso se despojó de la parte superior de su diminuto vestuario, luego de otro movimiento le dió vueltas y en la última cayó de rodillas en el piso y fue allí que comenzó a gatear hacia mi, se despojó de la última parte que el quedaba de su vestuario.

Saltó hacia donde yo estaba sentado, y se posó encima mio, me abrió la camisa y me puso sus manos encima, con rápidos movimientos circulares podia sentir como entre ella y yo habia electricidad, la sensación me gustaba queria más, luego ella se levantó, me jaló al piso y se arrodilló a mi lado. Sentía que ella me daba pequeños y suaves mordiscos en el torso, conté seis para ser exacto, tres a cada lado. Sus manos recorrían mi cuerpo como tratando de cubrirme totalmente, no podía aguantar era la mejor sensación que habia experimentado antes, tenia los ojos cerrados, pero aun así se notaba como un haz de luz, no me interesó, yo necesitaba más esa sensación era cmo una droga, sentía como si casa terminal nerviosa de mi cuerpo fuera a tener un orgasmo y todas al mismo tiempo. Hasta que comence a percibir que sus manos subian por mis piernas como si quisieran llegar a hacerme alcanzar el cielo de un sólo toque, cada vez más rápido, cada segundo era un inmenso incremento de la carga que, nesecitaba el movimiento exacto de esas manos para ser liberada, entonces llegaron al punto donde me hicieron jadear de placer tanto que simplemente abrí los ojos, vi una luz muy intensa blanca....

Instintívamente me senté y con el poco aire que me quedaba, recobrando la razón, exclamé : "¿donde estoy?" me desplóme en la cama, cansado con la mirada perdida me quedé dormido.

Desperté y lo primero que ví, fue la etiqueta de la sábana "Ma C. A' Biag" levanté la mirada y le dije a la enfermera, si estas sábanas no eran demasiado caras, que esta diseñadora era muy exclusiva y su ropa muy cotizada en el mundo. Me miró y me dijo que casi habia muerto, que me había dado un pre infarto y que me habian tenido que resucitar con masajes, estuve entubado a un respirador artificial un dia entero y al final utilizaron un resucitador eléctrico conmigo. Sólo la miré inexpresivamente, entonces haciendo un gesto con la boca y moviedo de lado a lado la cabeza contestó, que esta diseñadora muy famosa habia hecho la donación de esas sábanas de seda al hospital como agradecimiento a la atención que se le brindó cuando estuvo iinternada alli. Me preguntó que como yo sabia de ella, que era raro que un hombre sepa de diseñadoras de modas y le contesté: "...sólo uso prendas diseñadas por ella, hasta mis ropa interior la compro en su tienda..."